El UCAM se ha dado de frente con la realidad en su estreno en el fútbol profesional. Si alguien creía que el equipo universitario podía llegar a Segunda y de buenas a primeras pensar en algo más que la permanencia, la derrota por tres goles a uno de este lunes en La Romareda demuestra que Salmerón y sus jugadores tienen trabajo por delante y deben sudar mucho para conseguir puntos en cualquier campo. El equipo universitario ya se ha dado cuenta de que, con el presupuesto más bajo de la categoría, tendrá que afrontar cada partido como si de una guerra se tratara, y no cometer los errores de ayer en el feudo aragonés.
Eso sí, enfrente tuvo a uno de los mejores equipos de Segunda, un histórico que aspira a volver a Primera y un conjunto que cuenta con jugadores de primer nivel como Ángel, Cani (ex del Villarreal, Atlético de Madrid y Deportivo) y Zapater, entre otros. Un Zaragoza que salió con una velocidad más y que imprimió un ritmo al partido al que el UCAM no se pudo acoplar. El correctivo de ayer debe servir al UCAM para poner los pies en el suelo, asentar su modelo de juego y pensar ya en el partido del próximo domingo contra el Córdoba, otro conjunto que también mira a Primera.
La primera parte de La Romareda se convirtió en una pesadilla. El UCAM no se encontró cómodo en ningún momento sobre el terreno de juego, mientras que el Zaragoza tenía una chispa y un punto de velocidad del que no disponía el cuadro universitario. Salmerón había tomado decisiones importantes, como dejar a Góngora en el banquillo para colocar a Albizua con el fin de evitar las subidas del andaluz; también metió en el once a Tito, un mediocentro que acaba de llegar al cuadro azulón. La apuesta, no obstante, era valiente, ya que el recién llegado a Segunda debutaba en la casa de un histórico aspirante a Primera con un equipo muy ofensivo, con Iván Aguilar, Pere Milla, Nono y Natalio en la parte de arriba.
Pero a Salmerón le salió mal la apuesta. El Zaragoza creó peligro constante desde el pitido inicial y a los ocho minutos ya se había adelantado en el marcador. El tanto llegó gracias a un pase medido de Xumetra a Ángel, que estaba en una posición más que dudosa. Eso sí, el delantero del Zaragoza remató en dos tiempos: primero con un cabezazo que repelió Biel Ribas y después fusilando al guardameta del UCAM con un remate cruzado. El equipo de Slmerón encajó el golpe y poco a poco comenzó a estirarse buscando la portería de Irureta. Pero solo lo hizo con disparos lejanos de Iván Aguilar y Nono, que apenas intimidaron la meta del equipo aragonés.
Lo peor es que cuando mejor estaba el conjunto de Salmerón llegó el segundo gol del Zaragoza. Fue en un saque de esquina, precisamente la faceta del juego que más dominaba el año pasado el UCAM, tanto en ataque como en defensa. La zaga azulona hizo aguas, ya que peinaron el balón dentro del área tanto Casado como Marcelo Silva, justo antes de que Ángel marcara de chilena el 2-0.
El UCAM quedó más aturdido aún y solo tres minutos más tarde una pérdida de Basha en la salida del balón propició una gran ocasión para Ángel y Erik Morán que no acabó en gol porque ambos jugadores se confiaron. Mientras, en el UCAM, el que más lo intentó fue Pere Milla con dos disparos lejanos que tampoco crearon peligro.
Lo peor llegó en los últimos minutos de la primera parte cuando llegó la sentencia para el UCAM. Un tanto que fue decisivo, ya que abortó cualquier posibilidad de que el equipo universitario se recompusiera en el descanso. El tercero llegó tras otro contragolpe aragonés y después de que Manu Lanzarote aprovechara una asistencia de Ángel para batir con un disparo cruzado a Biel Ribas. Tras la primera parte el Zaragoza había sido contundente y el UCAM muy inocente en todas las parcelas del terreno de juego.
Los cambios en la segunda parte no aportaron casi nada a los universitarios. Ni Kitoko, ni Jona entraron apenas en juego y solo Jesús Imaz, con una jugada que acabó en penalti y transformó el mismo en el último minuto del partido, pudo reanimar a su equipo. El UCAM, que también pudo encajar el cuarto con una volea al larguero justo antes del 3-1, se mete en la parte baja de la tabla, una posición circunstancial y de la que puede salir la próxima jornada si analiza sus errores e intenta remediarlos.
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